El cine británico clásico es uno de los legados más importantes de la isla de Albión a la humanidad. Entre principios de los años 30 y finales de los 60, bajo los cielos encapotados de Gran Bretaña, se rodaron algunas de las mejores películas de la historia del cine, así como otros muchos títulos entrañables que, sin ser considerados obras maestras, llenaron de encanto las pantallas o los televisores donde se proyectaron. El propósito de este blog cultural es rendir homenaje a ese maravilloso cine rodado en los estudios London Films, British-Lion, Ealing, Pinewood o Elstree, por citar solo algunos de aquellos lugares míticos, y revivir la emoción que nos transmitieron con sus interpretaciones actores y actrices tan extraordinarios como Laurence Olivier, John Mills, Alec Guinness, Peter Sellers, Dirk Bogarde, Margaret Rutherford, Stanley Holloway, Kay Kendall o Kenneth More. Todos ellos, y otros muchos, desfilarán por estas páginas conmemorativas como estrellas invitadas al son de los acordes de Georges Auric, Richard Addinsell o William Walton. La tetera ya está hirviendo. Se van apagando las luces mientras se enciende el proyector de los recuerdos. Es hora de celebrar un breve encuentro con el cine británico de siempre. Celuloide a las 5 en punto. Of course!




viernes, 27 de octubre de 2017

Spring in Park Lane (Sucedió en Park Lane, 1948)

This way, please

La primavera en Park Lane, vista desde el prisma del cine británico made in 1948, no puede ser más optimista. Para empezar, tenemos a un apuesto criado llamado Richard que sabe tocar el piano, es capaz de distinguir perfectamente una composición de música clásica de otra, entiende de pintura, habla francés con fluidez y pronuncia un inglés impecable. Por si esto fuera poco, también tiene su punto de insolencia. Luego está Judy, la atractiva secretaria-sobrina del propietario de la mansión, quien, tras un encontronazo inicial con el lacayo respondón, se sorprende a sí misma interesándose cada vez más por él.




Para complicar las cosas, también hay un enredo a cuenta de una pintura original que acaba resultando una falsificación, un aristócrata en paradero desconocido y dos pretendientes a cual más pesado: un vanidoso actor de cine y un aburrido marqués de alta alcurnia. ¿Pero es Richard realmente lo que dice ser? ¿Por qué le trata con tanto respeto Perkins, el estirado mayordomo de la casa? ¿Dónde ha adquirido esos modales de clase alta?


Estas son las bases argumentales de Spring in Park Lane (1948), tercero de los títulos rodados por la pareja cinematográfica integrada por Anna Neagle y Michael Wilding, y probablemente el más logrado de todos. Y es que Spring in Park Lane, basada parcialmente en una historia de Alice Duer Miller, reúne todos los ingredientes que caracterizaban a la comedia inglesa musical de la época, como coloridos escenarios de la alta sociedad londinense, una trama jovial de románticos malentendidos, personajes entrañables y pegadizas canciones a cargo del compositor Robert Farnon, como Early one morning y The moment I saw you.


Los diálogos y situaciones que protagonizan Judy y Richard brillan por su simpatía, al igual que las actuaciones de secundarios como Tom Walls en el papel del tío Joshua Howard, comerciante de diamantes y dueño de la opulenta casa de Park Lane donde se desarrolla la acción. Tampoco falta en el alegre conjunto una cuidada coreografía, diseñada por Philip y Betty Buchel, que incluye una escena de baile de inspiración onírica y un enérgico número de jitterbug.


No resulta difícil entender por qué, para el público inglés de la postguerra, películas como Spring in Park Lane, dirigida y producida por Herbert Wilcox, fueron como un bálsamo de entusiasmo que recreaba un mundo de gentes guapas y adineradas, vestidas con la elegancia propia de una Inglaterra casi hollywoodiense, que jugaban a flirtear y enamorarse entre lujosas galerías de cuadros e invernaderos privados. El éxito de este film dio origen a una nueva entrega, Maytime in Mayfair, rodada al año siguiente por el mismo equipo, aunque esta vez en deslumbrante tecnicolor.     

Anécdotas a las 5 en punto

A pesar de su título, y con el fin de que el estreno coincidiera con la llegada de la primavera, gran parte de las escenas de la película se rodaron durante el mes de noviembre en los estudios MGM de Elstree.



Humor a las 5 en punto

-¿Sabes que hay un cisne en alguna parte que, cada vez que quiere cenar, toca una campana?
-Sí, lo he visto con mis propios ojos.
-Y en cierta ocasión conocí a un cisne que solía entrar en casa a pedir un whisky con soda utilizando el teléfono de servicio.
-Eso también me lo sé.
-¿Pero a que no sabes lo del cisne que acudió a ver el ballet de Chaikovski y lo demandó por tergiversación?

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