El cine británico clásico es uno de los legados más importantes de la isla de Albión a la humanidad. Entre principios de los años 30 y finales de los 60, bajo los cielos encapotados de Gran Bretaña, se rodaron algunas de las mejores películas de la historia del cine, así como otros muchos títulos entrañables que, sin ser considerados obras maestras, llenaron de encanto las pantallas o los televisores donde se proyectaron. El propósito de este blog cultural es rendir homenaje a ese maravilloso cine rodado en los estudios London Films, British-Lion, Ealing, Pinewood o Elstree, por citar solo algunos de aquellos lugares míticos, y revivir la emoción que nos transmitieron con sus interpretaciones actores y actrices tan extraordinarios como Laurence Olivier, John Mills, Alec Guinness, Peter Sellers, Dirk Bogarde, Margaret Rutherford, Stanley Holloway, Kay Kendall o Kenneth More. Todos ellos, y otros muchos, desfilarán por estas páginas conmemorativas como estrellas invitadas al son de los acordes de Georges Auric, Richard Addinsell o William Walton. La tetera ya está hirviendo. Se van apagando las luces mientras se enciende el proyector de los recuerdos. Es hora de celebrar un breve encuentro con el cine británico de siempre. Celuloide a las 5 en punto. Of course!
¿Qué puede
haber más emocionante para un actor que el hecho de que le ofrezcan interpretar
el papel más importante de toda su carrera… aunque ello le suponga poner en
peligro su vida?
Pues esto
es precisamente lo que le ocurrió a Meyrick Edward Clifton James (1898-1963),
un tranquilo oficial australiano del departamento de pagaduría del ejército
británico, además de discreto actor teatral, que se hizo pasar por el doble del
mariscal Bernard Montgomery en las semanas previas al Desembarco de Normandía. Y
por si semejante experiencia le hubiera sabido a poco, la repitió para la
posteridad en la apasionante película a la que dedicamos estas líneas, donde se
interpreta a sí mismo.
Clifton James, artífice y protagonista de la historia
Yo
fui el doble de Montgomery (I was Monty’s Double), realizada
por John Guillermin en 1958, adapta a la pantalla el libro autobiográfico homónimo
escrito por Clifton James, y lo hace con gran convicción no solo gracias a la
presencia del propio protagonista de los hechos históricos narrados en la película,
sino también a la inclusión de un sólido reparto encabezado por John Mills y
Cecil Parker. La anécdota da comienzo cuando el mayor Harvey, al que encarna el
siempre excelente Mills, acude a un music hall londinense siguiendo el rastro
de la antigua secretaria de su jefe, con la que parecía haber estado en muy
buenos términos antes de embarcarse para su última misión. Por desgracia para los
planes de Mills, la chica está acompañada por un oficial y luce un flamante anillo
de boda en el dedo. Pero la noche no está del todo perdida, ya que, en aquel
momento, aparece sobre el escenario una figura de enorme popularidad para los
ciudadanos británicos, o al menos eso creen todos los presentes. No, no se
trata del verdadero mariscal Montgomery, el Héroe del Alamein, sino de un actor
que guarda una increíble semejanza con él. A partir de entonces, se pone en
marcha la Operación Hambone (Hueso de Jamón, así bautizada por la nueva
secretaria del coronel, interpretado por un impagable Cecil Parker), un plan
para hacer creer a los alemanes que la inminente invasión aliada se producirá
en el Norte de África, y no en las playas de Normandía.
Bajo el
pretexto de rodar una película documental para el ejército, Harvey logra que
James obtenga un permiso de una semana para someterse a unas pruebas de
fotogenia. El objetivo es muy distinto: acercar al aún receloso comediante al
hombre que va a convertirse en el objeto de su imitación, durante la
celebración de unas maniobras militares, a fin de que aquél se vaya
familiarizando con sus maneras. La sinceridad de Clifton James es conmovedora,
ya que, como él mismo reconoce, imitar la voz y los gestos de Monty es solo
cuestión de días de ensayo, pero lo más difícil es conseguir emular su personalidad, el carisma de alguien
capaz de despertar la admiración en quienes le escuchan, el porte de un hombre habituado
a mandar con confianza. Nada parece convencer al descorazonado intérprete de su
capacidad para salir airoso de la situación hasta que el mayor Harvey le concierta
una entrevista personal con el mismísimo Montgomery, el único que puede juzgar
si de verdad está a la altura del personaje.
Este
encuentro entre imitador e imitado resulta determinante para la acción del film.
El telón se alza así para Clifton James, el hombre que jugó a ser el doble de
Montgomery en el frente mediterráneo durante la primavera de 1944, mientras que
la puesta en escena sobre un guion de Bryan Forbes corre a cargo de John
Guillermin, un hábil director que en la década posterior firmaría otros títulos
emblemáticos del cine bélico como Cañones
en Batasi, Las águilas azules o El puente de Remagen. La Operation
Hambone (o Copperhead, como se denominó realmente) está servida con todos sus
ingredientes cinematográficos para esta entretenida cinta de espionaje británica
salpicada con generosas dosis de humor.
Música
a las 5 en punto
La banda
sonora de I was Monty’s Double fue
compuesta en 1958 por el veterano John Addison, de la que se puede escuchar un
extracto en el siguiente enlace: